Key #11 - The Word of God
Key #11 - The Key of the Word
Psalm 119:105: Your word is a lamp to my feet and a light to my path.
The Word of God is the only reliable standard by which we should live. Emotions may fluctuate, feelings may deceive, and opinions may shift, but God’s Word remains unshakable. Paul warns in Galatians 1:8 that even if an angel were to appear preaching a different gospel, “let him be accursed.” In other words, nothing in heaven, on earth, or beneath the earth carries greater authority than God’s Word.
This truth should anchor our faith. The Word of God is so steadfast that not even God Himself will contradict it. This is why Scripture declares, “Heaven and earth will pass away, but My words will by no means pass away” (Matthew 24:35). His Word does not change—therefore, His promises do not change, and the boundaries He has established remain firm forever.
Have you ever stared into a flashing light? It creates disorientation, confusion, and difficulty moving forward. Some security lights use that very effect to deter attackers. But God’s Word is not a flickering light—it is a steady lamp. The psalmist said, “Your word is a lamp to my feet and a light to my path” (Psalm 119:105). His light never wavers; there is no variation or shadow in Him (James 1:17).
So, take time to immerse yourself in the Word—read it, meditate on it, memorize it, study it, listen to it, and speak it. The Word of God brings light to the darkest situations, clarity to confusion, and direction through life’s most complex paths.
Remember that at times, the light that is illuminating our way doesn’t always show the entire path all at once, but it reveals the next step as we move forward. The Lord reveals what is necessary for the present time, and from time to time, a glimpse of the future is visible. We must learn to walk in faith, trusting that God’s Word will show us the way of everlasting.
Take advantage of this power key, Joshua was promised success if he mediated on God’s Law, “This Book of the Law shall not depart from your mouth, but you shall meditate in it day and night, that you may observe to do according to all that is written in it. For then you will make your way prosperous, and then you will have good success” (Joshua 1:8). Psalm 1 echoes this promise as it declares, Blessed is the man who walks not in the counsel of the ungodly, nor stands in the path of sinners, nor sits in the seat of the scornful; But his delight is in the law of the Lord, And in His law he meditates day and night. He shall be like a tree planted by the rivers of water, that brings forth its fruit in its season, Whose leaf also shall not wither; And whatever he does shall prosper (Psalm 1:1-3). There are so many blessings that are waiting for you, if you would take the key of the Word of God, you will have access to them because “His divine power has given to us all things that pertain to life and godliness, through the knowledge of Him, who called us by glory and virtue” (2 Peter 1:3).
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Llave #11 - La Llave de la Palabra
Salmos 119:105: Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.
La Palabra de Dios es la única norma confiable por la que debemos vivir. Las emociones pueden fluctuar, los sentimientos pueden engañar y las opiniones pueden cambiar, pero la Palabra de Dios permanece inquebrantable. Pablo advierte en Gálatas 1:8 que incluso si un ángel apareciera predicando un evangelio diferente, sea anatema. En otras palabras, nada en el cielo, en la tierra o debajo de la tierra tiene mayor autoridad que la Palabra de Dios.
Esa verdad debe afianzar nuestra fe. La Palabra de Dios es tan firme que ni siquiera Dios mismo la contradice. Por eso las Escrituras declaran: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). Su Palabra no cambia; por lo tanto, sus promesas no cambian y los límites que ha establecido permanecen firmes para siempre.
¿Alguna vez has mirado fijamente una luz parpadeante? Provoca desorientación, confusión y dificultad para avanzar. Algunas luces de seguridad emplean ese mismo efecto para disuadir a los atacantes. Pero la Palabra de Dios no es una luz parpadeante; es una lámpara constante. Nuestro texto clave afirma: Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino. (Salmos 119:105). “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17).
Así que toma tu tiempo para sumergirte en la Palabra: léela, medita en ella, memorízala, estúdiala, escúchala y proclámala. La Palabra de Dios trae luz a las situaciones más oscuras, claridad a la confusión y dirección a través de los caminos más complejos de la vida.
Recuerda que, a veces, la luz que ilumina nuestro camino no siempre muestra todo el camino de una sola vez, sino que revela el siguiente paso a medida que avanzamos. El Señor revela lo necesario para el momento presente y, de vez en cuando, se vislumbra el futuro. Debemos aprender a caminar con fe, confiando en que la Palabra de Dios nos mostrará el camino de la eternidad.
Aprovecha esta llave de poder: a Josué se le prometió el éxito si meditaba en la Ley de Dios: Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8). El Salmo 1 se hace eco de esta promesa al declarar: Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; “Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. (Salmo 1:1-3). Hay tantas bendiciones esperándote, si tomas la llave de la Palabra de Dios, tendrás acceso a ellas porque, “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,” (2 Pedro 1:3).