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Key #7 -The Key of Generosity

Luke 6:38: Give, and it will be given to you. A good measure, pressed down, shaken together and running over, will be poured into your lap. For with the measure you use, it will be measured to you.”


Generosity mirrors the heart of God, the greatest Giver (John 3:16). Giving breaks greed’s grip over our hearts and releases the supernatural flow. An example of this generosity is the widow of Zarephath (1 Kings 17), who gave her last meal to the Prophet Elijah during a famine, only to discover that her ingredients never ran out. Then, when her son passed away, the Prophet brought him back to life! It’s important to note that her giving was not at the best time. It wasn’t like this widow had a surplus of goods; she gave from the little she had, yet she trusted God enough to give. Our giving isn’t about giving what we have left over. The widow didn’t give because she had plenty left; she gave because she believed God could make plenty out of little. Giving is acknowledging and trusting that the source of your provision will continue to provide.

Generosity is also about sharing; the example of the boy’s five loaves and two fish (Matthew 14) illustrates this. His lunch became a banquet for thousands, because he was willing to share what was rightfully his. It was not his fault that others didn’t come prepared, didn’t plan for the future, or didn’t think things through. Nevertheless, he was willing to share, to give.

While others came empty-handed, the little boy came with an open heart and an open hand to give. And because he was willing, thousands were fed, and twelve baskets of overflow testified that God always does more with a willing heart than we can imagine. Your gift will always multiply in the hands of Jesus. It will bless others exponentially, because that’s how God works. When Jesus multiplies, He never stops at “just enough.” There were twelve baskets of leftovers, which the disciples collected, one for each disciple who doubted what a small gift could do. God doesn’t just meet needs; He exceeds them.

That’s how He works, abundantly, exceedingly, and overflowingly. Ephesians 3:20 says it like this, Now to Him who is able to do exceedingly abundantly above all that we ask or think, according to the power that works in us,

So, take the key of generosity, and open God’s overflow in your life. It will unlock God’s favor in your life. Remembering Paul’s words to the Church in Corinth, So let each one give as he purposes in his heart, not grudgingly or of necessity; for God loves a cheerful giver. And God is able to make all grace abound toward you, that you, always having all sufficiency in all things, may have an abundance for every good work (2 Corinthians 9:7-8).

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Llave #7: La Llave de la Generosidad

Lucas 6:38: Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

La generosidad refleja el corazón de Dios, el mayor Dador (Juan 3:16). Dar rompe el dominio de la codicia sobre nuestros corazones y desata un rio sobrenatural. Un ejemplo de esta generosidad es la viuda de Sarepta (1 Reyes 17), que dio su última comida al profeta Elías durante una hambruna, solo para descubrir que sus ingredientes nunca se agotaron. Luego, cuando su hijo falleció, ¡el profeta lo devolvió a la vida! Es importante señalar que su dar no se produjo en el mejor momento. Esta viuda no tenía un excedente de bienes; dio de lo poco que tenía, pero confió en Dios lo suficiente como para dar. Nuestras donaciones no consisten en dar lo que nos sobra. La viuda no dio porque le sobrara mucho; dio porque creía que Dios podía hacer mucho con poco. Dar es reconocer y confiar en que la fuente de tu provisión seguirá proporcionándote.

La generosidad también consiste en compartir; el ejemplo de los cinco panes y los dos peces del niño (Mateo 14) ilustra esto. Su almuerzo se convirtió en un banquete para miles de personas, porque estaba dispuesto a compartir lo que era legítimamente suyo. No era culpa suya que los demás no vinieran preparados, no planificaran el futuro o no pensaran las cosas detenidamente. Sin embargo, él estaba dispuesto a compartir, a dar.

Mientras que otros llegaron con las manos vacías, el niño llegó con el corazón y la mano abiertos para dar. Y gracias a su disposición, miles de personas fueron alimentadas, y las doce cestas que sobraron dieron testimonio de que Dios siempre hace más con un corazón dispuesto de lo que podemos imaginar. Tu generosidad siempre se multiplicará en las manos de Jesús y bendecirá a otros exponencialmente, porque así es como obra Dios. Cuando Jesús multiplica, nunca se detiene en “lo justo”. Había doce cestas de sobras, que los discípulos recogieron, una para cada discípulo que dudaba de lo que podía hacer un pequeño regalo. Dios no solo satisface las necesidades, sino que las supera.

Así es como Él obra, abundantemente, sobremanera y desbordantemente. Efesios 3:20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros.

Así que toma la llave de la generosidad y abre el desbordamiento de Dios en tu vida. Desbloqueará el favor de Dios en tu vida. Recordando las palabras de Pablo a la iglesia de Corinto: Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; (2 Corintios 9:7-8).