Key #18 - The Key of the Holy Spirit
Romans 8:14: For as many as are led by the Spirit of God, these are sons of God.
Walking through your spiritual walk without the Holy Spirit is like trying to row a boat in the sand. We need the Holy Spirit to come, as the tide comes, to lift our boat and lighten our load. Jesus told Nicodemus, unless one is born of the water and of the Spirit, he cannot enter the kingdom of God (John 3:5). Without His Spirit, we cannot experience salvation or spiritual rebirth. Furthermore, the Holy Spirit should dwell in us. Paul tells the church of Corinth, “or do you not know that your body is the temple of the Holy Spirit who is in you, whom you have from God, and you are not your own? For you were bought at a price; therefore glorify God in your body and in your spirit, which are God’s” (1 Corinthians 6:19-20). The Spirit of God should dwell in us, not just visit on Sundays. Why is this important? Because the Holy Spirit is the one who seals us. “In Him you also trusted, after you heard the word of truth, the gospel of your salvation; in whom also, having believed, you were sealed with the Holy Spirit of promise, who is the guarantee of our inheritance until the redemption of the purchased possession, to the praise of His glory” (Ephesians 1:13-14). Did you catch that? We are not just sealed, but we also have the guarantee of our inheritance through it.
How important is His Spirit? Essential. The Spirit of God is the deposit or down payment for what is to come. That means that the Spirit of God is the first installment of a larger payment. When we receive His Spirit, it is like the first taste of glory, the beginning of eternity working in us. Imagine that, when we feel God’s presence manifesting in prayer, when His Word comes alive, when Peace floods our heart, when gratitude abounds and is expressed through Praise, it’s not just emotion, it is a preview of God’s Glory. No wonder it is such a life changing experience.
Since we have this deposit, we should live with hope, confidence, and holiness. We don’t have to live in fear or speculation of what will be. We know and are certain of our future because His Spirit has sealed us. We can walk in integrity, purity, and purpose knowing that the same power that dwells in us through His Spirit will one day raise us in glory (Romans 8:11).
Throughout the New Testament, we can see how God’s Spirit led the early Church. Peter, filled with the Holy Spirit, preached (Acts 4). Stephen was full of faith and the Holy Spirit (Acts 6). The Spirit led Philip to evangelize (Acts 8). Paul was filled with sight and the Holy Spirit (Acts 9). The Spirit of God used Barnabas to encourage others, unite them, and even use discernment (Acts 11). The Church of Antioch was Spirit led in choosing those who would be sent out (Acts 13). Agabus, who was not well known, was used by the Spirit of God to provide insight and to prepare the Church for a coming famine (Acts 11). Apollos was known for his fervor and clarity, which was Spirit inspired (Acts 18).
So, take the Key of the Holy Spirit to empower your life. Be careful not to grieve it, for we need it for the day of redemption (Ephesians 4:30). The Spirit of God will prompt you to repent, to turn from sin, to keep your heart tender and your conscience sharp, it will lead you to truth (John 16:13). Jesus also stated that it’s the Holy Spirit our Helper, that will teach us all things (John 14:26). His Spirit doesn’t just lead us; it teaches us to make sure that we don’t walk by some emotion, or intuition, by His Spirit leads us to Truth.
Don’t expect the heavens to open up, and ray beams to illuminate you, and an audible voice to speak from the heavenlies. We must learn to hear the Spirit’s whisper and direction. His Spirit bears witness with our spirit that we are God’s Children (Romans 8:16). This is done through gentle promptings, conviction, or an assurance from Him. You may feel a sudden urge to pray with or for someone, to avoid a situation, or speak a word of encouragement to someone. I have seen groceries bought for a family in need through a couple who were Spirit-led. Perhaps a word of encouragement shared under the direction of God’s promptings can save someone from suicide. I have seen families' lives spared because they were sensitive to God’s direction. Remember, the Spirit will never ask you to do something that will contradict God’s Word. If you are prompted to do something out of God’s order, it’s not the Spirit of God. Let His Spirit guide you to all truth; He will open doors, just ask Paul and Barnabas (Acts 14).
-------
Llave #18 - La Llave del Espíritu Santo
Romanos 8:14: Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.
Recorrer tu camino espiritual sin el Espíritu Santo es como intentar remar en la arena. Necesitamos que el Espíritu Santo venga, como viene la marea, para levantar nuestro bote y aligerar nuestra carga. Jesús le dijo a Nicodemo, “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). Sin Su Espíritu, no podemos experimentar la salvación ni el renacimiento espiritual. Además, el Espíritu Santo debe morar en nosotros. Pablo le dice a la iglesia de Corinto: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Corintios 6:19-20). El Espíritu de Dios debe morar en nosotros, no solo visitarnos los domingos. ¿Por qué es esto importante? Porque el Espíritu Santo es quien nos sella. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria (Efesios 1:13-14). ¿Lo notaste? No solo estamos sellados, sino que también tenemos la garantía de nuestra herencia a través de ello.
¿Qué importancia tiene Su Espíritu? Es esencial. El Espíritu de Dios es el depósito o el anticipo de lo que está por venir. Eso significa que el Espíritu de Dios es la primera cuota de un pago mayor. Cuando recibimos Su Espíritu, es como el primer sabor de la gloria, el comienzo de la eternidad obrando en nosotros. Recuerda: cuando sentimos la presencia de Dios manifestándose en la oración, cuando Su Palabra toma vida, cuando la paz inunda nuestro corazón, cuando la gratitud abunda y se expresa a través de la alabanza, no es solo emoción; es un anticipo de la gloria de Dios. No es de extrañar que sea una experiencia que cambia la vida.
Puesto que tenemos este depósito, debemos vivir con esperanza, confianza y santidad. No tenemos que vivir con miedo ni especular sobre lo que será. Conocemos y estamos seguros de nuestro futuro porque Su Espíritu nos ha sellado. Podemos caminar con integridad, pureza y propósito, sabiendo que el mismo poder que mora en nosotros, a través de Su Espíritu, nos resucitará un día en gloria (Romanos 8:11).
A lo largo del Nuevo Testamento, podemos ver cómo el Espíritu de Dios guió a la Iglesia primitiva. Pedro, lleno del Espíritu Santo, predicó (Hechos 4). Esteban estaba lleno de fe y del Espíritu Santo (Hechos 6). El Espíritu guió a Felipe a evangelizar (Hechos 8). Pablo recibe su vista y el Espíritu Santo (Hechos 9). El Espíritu de Dios usó a Bernabé para animar a otros, unirlos e incluso ejercer el discernimiento (Hechos 11). La Iglesia de Antioquía fue guiada por el Espíritu para elegir a quienes serían enviados (Hechos 13). Agabo, poco conocido, fue utilizado por el Espíritu de Dios para proporcionar discernimiento y preparar a la Iglesia para una hambruna que se avecinaba (Hechos 11). Apolos era conocido por su fervor y claridad, inspirados por el Espíritu (Hechos 18).
Así que toma la llave del Espíritu Santo para empoderar tu vida. Ten cuidado de no entristecerlo, porque lo necesitamos para el día de la redención (Efesios 4:30). El Espíritu de Dios te impulsará a arrepentirte, a alejarte del pecado, a mantener tu corazón tierno y tu conciencia aguda, te guiará a la verdad (Juan 16:13). Jesús también afirmó que es el Espíritu Santo nuestro Ayudador, el que nos enseñará todas las cosas (Juan 14:26). Su Espíritu no solo nos guía, sino que nos enseña a asegurarnos de no caminar por alguna emoción o intuición, sino que Su Espíritu nos lleva a la Verdad.
No esperes que se abran los cielos, que unos rayos te iluminen y que una voz audible te hable desde su trono celestial. Debemos aprender a escuchar el susurro y la dirección del Espíritu. Su Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios (Romanos 8:16). Esto se hace mediante suaves impulsos, convicciones o una seguridad que Él nos da. Puede que sientas una necesidad repentina de orar con alguien o por alguien, de evitar una situación o de decirle una palabra de ánimo. He visto cómo una pareja guiada por el Espíritu compraba comida para una familia necesitada. Quizás una palabra de ánimo compartida, guiada por las indicaciones de Dios, pueda salvar a alguien del suicidio. He visto cómo se salvaban las vidas de familias porque eran sensibles a la dirección de Dios. Recuerda: el Espíritu nunca te pedirá que hagas algo que contradiga la Palabra de Dios. Si te sientes impulsado a hacer algo fuera del orden de Dios, no es el Espíritu de Dios. Deja que Su Espíritu te guíe a toda verdad; Él abrirá puertas; solo pregúntales a Pablo y Bernabé (Hechos 14).